Texto de presentación del libro Ciudad Sonámbula – Antonio Nieto Rodríguez

Texto (o poética) de Antonino Nieto Rodríguez para la presentación en la casa de América del libro de Lilián Pallares “ciudad sonámbula” , el 22-7-2010


No dinero+ no viaje+ no huída de la ciudad epiléptica= procesión interior B

B de Bajo, de Bajón, de Bancarrota y Bienvenida


“la vida es floja”

O eres rico o te borran el alma

O te la adelgazan hasta tal punto que más te valiese no haberla padecido nunca.

Porque a eso se reduce el penar del rico: al peso del alma…

Y qué si no fuese verdad?...

¿Compraríais más necesidades?

De casi todo esto se nutre Lilián en su Ciudad Sonámbula


Buenas tardes a todos los nacidos: a los hoy invisibles y a los que aquí estamos.

Hace una semana hablábamos Lilián, Plinio, Héctor y yo mismo, acerca del cómo de este acto – con qué placer comparto estos minutos con todos ellos, y con ustedes…- se decidió que fuese un conversatorio. Así sea. En mi interés –permítaseme tal destierro- proclamo que todo conversatorio para que no sea indigesto no basta con aromatizarlo en la parrilla del “deja vu” de la amistad, o el decoro… es conveniente macerarlo fruto del mejor manjar.


“la velocidad convierte un minuto en un recuerdo” –así comienza en Lilián el vigoroso afrutado diario de su escritura, ¿o deberíamos decir de su sanguínea condición (concreción) de la alegría?

Cambia vagabundeo, o mejor excarcela a la palabra de la indebida inutilidad que en tantas ocasiones retrata a su pronunciador, y así vagabundeo pasa a ser lo que estos serviles tiempos se empeñan en cegar: es abundancia, lugar sin fin del acertijo y la posibilidad

Hiperrealista en su abundancia diaria… la duda, se constituye en su derecho a caminar sin tasas

Y así nos advierte: “si quieren comprobar que se están haciendo viejos solo miren su cd-teca…”

Lilián ventila los sueños a bocado limpio: “ los templos de la modernidad, los supermercados”

“los carritos vomitones: los carritos rebosantes de comida”

Glamour caníbal es la lengua, sí, la espesura que nos vierte, al menos, hijastros del caudal -¿o es caimán?- de ojos manos vientres: “en el supermercado no hay fronteras”

Conjuga la palabra como quien resume un coktail: con sabor, no con saber. Eso queda para los arribistas. Para los potenciadores de cadenas.


Fe

Esperanza

Caridad

Con tal surtido construye Lilián la vitrina de sus muchos aciertos – otros les llaman sudores- en esas carnes atesora el humus de la ciudad. Pero no solo de Madrid: dice Madrid y está deletreándonos el pulso acontador del polvo, la invisibilidad que en todo se crece –o acrece-


“respiro como los fugitivos”: a fuego. En esto se apuntala Lilián (pág. 37)

Y resuelve: “ la lluvia es una manifestación divina, una bendición, la fe no es fanatismo es imperturbabilidad” (pág. 32)

No es bulímica Lilián

¿cómo vivir sin eso que martirizándonos nos afloja el hedor a puño que nos nombra mas nadie que nuestros?

En “Ciudad sonámbula” boquea al peso de la inutilidad mas contable, el puro diario… los silencios que nos instruyen lugar sin fin (pág. 39, 40, 41)


Con pudor descarnado nos ofrece un plantel de sabores, olores, tactos… mas allá de la palabra nos redondea muestras del multinacional paraíso… 25 euros par sexe ( 25 euros por la corrida). No es una metáfora. Es un logro y forma parte del enjambre que nos pisa crecientes escombros.

Uno de sus varios decálogos:

1. si eres de los que piensan que el tren se te ha ido, recuerda que siempre pasa. Detrás viene otro… (pág. 32)

2. el encierro es inevitable y la salida un imaginario colectivo (pág. 33)

3. no hay control, solo hay espectáculo (pág. 33)

4. cuando las máquinas se detienen, las sensibilidades se mueven (33)

5. una fórmula para no estar al otro lado de la línea, la de los desapercibidos: internarse en el centro de estética más cercano (81)

6. ojalá que los únicos papeles que necesitáramos fueran los higiénicos (58)

7. la necesidad es tan ciega como el amor a primera vista (67)

8. la verdad me importa menos que salir a la calle y toparme a la gente con cara de código de barras: comprando cosas para inmortalizarse… (19)

9. adorar y fumar: se adora lo que se fuma y se esfuma lo que se adora… procesión interior B: B de Brillo, Belleza, Baile y Besos

10. “no quiero ni necesito más”. Miente. Y es más verdad que todas las verdades juntas. En ese rostro de la frente pública llena su cabeza de risas. Esas jaulas del agua no huyen de las sombras: son su penúltimo esqueleto. El anterior a la siempre naciente pérdida


“tengo miedo”

“estoy desactualizada. Eso equivale a envejecer y lo peor es que no tengo tan siquiera una crema antiarrugas” –escribe ártica y contemporánea-

¡“el sol es menos nostálgico”!


Lo cuento como lo vivo: a tijeretazo limpio. También para eso tiene Lilián probada sutura en su “Ciudad sonámbula”:

“algún enemigo tuyo sabrá proporcionarte un problema. Con ese problema ocuparás tu tiempo”. ¿no se trataba de ocupar el tiempo… y así hacer imposible la muerte, el vacío, o a tanto como en tu cabeza, en tu piel o tu palabra, te corroe grito escrupulosamente mudo, irrespirable?


En mi interés permítaseme, de nuevo, esta pequeñísima luna del destierro: se empeñan en reordenarme otro, no Antonino sino Antonio, o como se diga ahora ese despilfarro que hace de lo simple cómplex, o abono, que una vez perdida la resistencia lo mismo da.

Lo cuento como lo vivo: a brochazo limpio. Por si así administro mejor este rincón del escaparate: hablo del corazón de la bestia, de la singular precisión que hace al nacido hijo de incontables bocas

Y ahora los no puntos suspensivos, el no borrado de la memoria: con dos manos en el ojal de la ciudad, Charles Olsen: pura adicción del instante interminable. Del punto y la feroz invisibilidad de la tristeza… Charles Olsen o la vida en cada encuentro, ¿o es encuadre?


Libro no soñado: insomne esclusa del alma.

En “Ciudad sonámbula” casi todo aquello que cualquier sonrisa calla,

o ahorma.


Buenas tardes a todos los nacidos: a los hoy invisibles y a los que aquí estamos


Antonino Nieto Rodríguez
Madrid, 19- 7-2010